“Consiente a tu pareja aunque estén casados"


Articulo de Psicología
Psic. Joseph Chakkal Abajian (FPV # 705)

Parece mentira que sea necesaria esta sugerencia, pero es tan común la desatención afectiva durante la vida marital que bien vale la pena esta reflexión a modo de capitulo aparte. Años atrás dediqué un artículo al tema “El amor no es automático”, ratificando que el amor es una decisión y no un mero fluir de impulsos casuales. Es decir, un compromiso de sensibilidad ante las necesidades emocionales y físicas de la pareja y un compromiso de demostrar afecto. Al involucrarse contigo tu pareja elige y se compromete voluntariamente a demostrarte que tú eres su prioridad. Por lo tanto, te debese comportar en consonancia con esta elección hecha con gusto y a largo plazo, y no exclusivamente durante el noviazgo, sino durante el tiempo que dure la relación.

¿Que pasó con la atención y consideración que le dedicabas a esta pareja cuando eran novios? ¿No era la misma pareja, aunque más joven? ¿Que recibías generalmente a cambio de tu dedicación y afecto? ¿Cuáles prioridades demostrabas en aquel entonces y qué beneficios te reportaba? ¿Por qué crees que tu pareja ha cambiado? En verdad, ¿crees que en las convivencias funcionales no hay también conflictos y discrepancias e incompatibilidades que se superan con amor y respeto? ¿Crees que la adaptación a la vida marital es fácil y sin esfuerzo? ¿Crees que aquellos que han logrado la armonía en sus hogares no han tenido que luchar ardua y diariamente para alcanzarlo?

Consentir a tu pareja no debe ser exclusivo del noviazgo porque ello está asociado con el amor, con el ser tomado en cuenta, con el sentir que uno es importante para una persona. El consentimiento es típico entre los enamorados, por lo tanto su desuso genera un vacío afectivo, una carencia preocupante, una frustración y una confusión. Algunos se consuelan argumentando el asunto de la rutina como si fuera un mal incurable, contra el cual no hay antídoto ni vacuna. ¿Y cómo lo han superado otros matrimonios? Nadie ha dicho que sea fácil. Ese no es el punto. No se trata de conseguir opciones fáciles, déjale ese modus operandi a los perdedores y quejones crónicos. Piensa como un triunfador, piensa en que mientras hayan matrimonios felices hay posibilidades que tu matrimonio también lo sea. Lo que debo recordar es el paradigma del condicionamiento neurolingüístico PNL que reza mas o menos así: “si copias la estrategia y la actitud de los exitosos tú también tendrás las mismas posibilidades de lograrlo”. Así que identifica e incorpora los elementos que favorecen a los matrimonios felices y te sorprenderán los resultados.

Pero si insistimos en comportarnos de manera inadecuada, amparándonos en que tales defectos lo heredamos de nuestros padres, abuelos y hermanos, entonces estaremos repitiendo la misma película de nuestros ancestros, con la variante de sus personajes y la época, lo cual deja poco espacio para que nuestros hijos tengan una mejor calidad de vida, pues se copian las actitudes y las conductas. Si quieres que tus hijos sean felices el día de mañana, tienes que darles el ejemplo a través de tu propio matrimonio exitoso (entendiendo como exitoso aquel matrimonio con muchas satisfacciones y algunas dificultades, pero no aquel con récord de convivencia y resistencia).

Consentir a tu pareja equivale a sembrar, equivale a depositar, a invertir capital en tu cuenta de ahorro sentimental y ser acreedor de una robusta libreta bancaria que te permitirá diariamente recibir similares aportes sentimentales. Procura siempre que el consentimiento sea equitativo, es decir, mostrar atención prioritaria a tu pareja y a ti por igual, pues quien se anula a sí mismo para centrarse únicamente en el otro está comprando afecto a través de sus conductas basadas en el temor.

Consentir no significa complacer incondicionalmente, sino demostrar que la pareja está por encima del trabajo, de las amistades, de los eventos sociales o recreativos, inclusive por encima de los compromisos con la familia original. No me digas que eso es cursi y que nunca lo has hecho. ¿Cómo crees que te comportabas durante el noviazgo? ¿Qué pensaba tu pareja de tu cursilería? ¿Por casualidad tu pareja no era mas afectuosa contigo gracias precisamente a eso que tu llamas ahora “romanticismo obsoleto”?

Y por último, si no consientes a tu pareja hoy entonces ¿a quién vas a consentir? ¿Sólo a tus hijos? Esos se van a ir tarde o temprano, al crecer harán su vida. La única persona que seguirá a tu lado sera tu pareja. ¿Qué deseas recibir de tu pareja? Deposítalo ahora consintiéndola. Mañana no sabemos si estaremos vivos.

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