“¿Cuál es el riesgo? Lo que tenemos es sexo y nada más”


Articulo de Psicología
Psic. Joseph Chakkal Abajian (FPV # 705)

Es sorprendente la ingenuidad de algunas personas quienes juran poder practicar el sexo regularmente con la misma persona sin involucrarse sentimentalmente. Por más apasionadas, eróticas y despersonalizadas que sean las faenas íntimas, tarde o temprano el componente afectivo y emocional hace acto de presencia, afectando lo que al principio parecía un simple juego de atracción momentáneo y sin efectos secundarios. El constante intercambio de caricias, besos y juegos sexuales entre dos personas conocidas o amigas termina estableciendo una conexión emocional. Aunque los protagonistas nieguen tal vinculación y se comporten como dos extraños fuera de la alcoba, igualmente existe tal sincronización emocional a nivel inconsciente. O sea, esa proposición de que vamos a desahogarnos sexualmente sin comprometernos resulta infantil, irresponsable, miope, torpe e inmadura, pues toda la piel del ser humano es un gigantesco receptáculo de sensaciones e impulsos, no solo eróticos.

Algunos replicarán afirmando que tienen años de vinculación puramente sexual y sin más consecuencias. Habría que revisar la personalidad de esos sujetos, pues no dudo que hayan personas emocional y afectivamente aisladas en su propio mundo interno. No representan al común de la gente. Normalmente el intercambio de diálogos íntimos y apasionados, y por supuesto los juegos sexuales dejan secuelas con el tiempo. Es decir, se terminan involucrando emocionalmente. Se celan, exigen más tiempo para compartir, pelean como cualquier pareja soltera o casada. La desventaja es que carecen de tiempo y condiciones para reclamar cambios, pues desde un principio pactaron una relación libre, sin componentes afectivos ni compromisos. Era una relación puramente sexual. ¿Puede una persona normal practicar sexo frecuente con la misma persona durante un buen tiempo sin sentir nada por ella? ¡Muy difícil!

La piel es inteligente, tiene su propia memoria. La piel recuerda las caricias y sensaciones recibidas. Es difícil olvidarse de las pasiones desbordadas. No me digan que no sienten nada hacia aquella pareja que durante muchas noches les ha proporcionado pasiones desbordadas. No me digan que es solo atracción y amistad. Les aseguro que si así fuera no la celarían al verla acompañada de otras personas.

Observen el caso de los casados infelices que se refugian en brazos ajenos como buscando afecto a través del sexo extra-marital, comienzan con un simple desahogo sexual, se consuelan mutuamente al sentirse incomprendidos por sus respectivas parejas formales, establecen una unión basada en carencias y frustraciones matrimoniales. Con el tiempo pueden hallar más apoyo, solidaridad y receptividad en esas horas apasionadas que durante todas veladas completas con sus parejas formales. Multipliquen eso por semanas, meses y años e imagínense el resultado. Comprendo que los contactos físicos ocasionales pueden no involucrar seriamente a los aventureros, pero ¿y los frecuentes encuentros sexuales durante meses y años tampoco son trascendentes? Difícilmente. Los robots no sienten nada, ¿nosotros tampoco?

Conozco pacientes casados que se aventuraron a ensayar el sexo extra-marital con alguien simpático y se quedaron enganchados con esa persona, al punto de celar más a esa persona que a sus propias parejas. Creyeron que era solamente sexo extramatrimonial y nada más. Claro no siempre se enganchan ambos, a veces ocurre que uno de ellos queda involucrado mientras que el otro se siente desvinculado. Lo cierto es que la pasión erótica es un elemento peligroso de manejar, es jugar con fuego. 

Los arrogantes y autosuficientes se juran vacunados contra esa dependencia afectiva que nace del puro sexo. Toda persona conocerá tarde o temprano a alguien que le mueva el piso mientras juega al sexo sin compromiso. ¿Para qué arriesgar su matrimonio si la terapia puede fortalecer los puntos débiles de esa unión y haciéndola renacer? Pero compensar su pobre historial matrimonial mediante pasiones extramaritales tiene un alto precio, tal vez hasta irreversible. Sé  que mis palabras pueden sonar radicales, extremistas, pero más vale alertar que callar. El juego sexual extramarital puede comprometerte hasta el punto de enamorarte. ¿Acaso no conoces a alguien en tu entorno que comenzó así, disfrutando pasiones desbordadas en forma regular con alguien agradable y sin planes de compromiso? ¿Qué le paso al final: Se zafó o se involucró? ¿Tal vez pagó un alto precio para desvincularse?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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